1. Preparación:

• Humedecé la piel con agua tibia para abrir los poros.
• Asegurate de que la piel esté limpia antes de aplicar el jabón.

2. Aplicación:

• Tomá el jabón y frotá suavemente sobre la piel húmeda para generar espuma.
• Aplicá la espuma en el rostro, cuello y/o cuerpo, concentrándote en las áreas con impurezas o tendencia a puntos negros.

3. Exfoliación:

• Masajeá con movimientos circulares durante 1 a 2 minutos.
• Evitá frotar en exceso, especialmente si tenés piel sensible.

4. Tiempo de acción:

• Dejá actuar la espuma durante 1 minuto para que los componentes del jabón puedan absorber las toxinas y exfoliar suavemente.

5. Enjuague:

• Enjuagá bien con agua tibia, asegurándote de retirar todos los residuos del jabón.
• Finalizá con un chorro de agua fría para cerrar los poros.

6. Frecuencia de uso:

• Para la mayoría de los tipos de piel, se recomienda usarlo 2 a 3 veces por semana.
• Si tenés piel muy sensible, reducí la frecuencia y observá cómo reacciona tu piel.

7. Cuidado posterior:

• Secá tu piel dando toques suaves con una toalla limpia.
• Aplicá un hidratante o crema nutritiva para restaurar la humedad y proteger la piel.

8. Precauciones:

• Si sentís irritación o enrojecimiento excesivo, reducí la frecuencia o suspendé su uso.
• Siempre realizá una pequeña prueba en una zona discreta antes de usarlo en todo el rostro o cuerpo.